El gobierno británico pidió disculpas hoy después que dieran a conocer un informe donde se reveló que la muerte de 200 bebés en un hospital del noroeste de Inglaterra podría haberse evitado si hubieran recibido mejores cuidados al nacer. «A todas las familias que han sufrido tanto, lo siento», dijo el ministro de Sanidad británico, Sajid Javid, en el Parlamento. El informe desnuda un escándalo que abarca dos décadas, «deja claro que fueron víctimas de un servicio que estaba ahí para ayudarles», agregó.
El estudio comenzó en 2018 después de que dos familias que perdieron a sus bebés en la maternidad del hospital Shrewsbury and Telford NHS Trust en el oeste de Inglaterra iniciaron una campaña para que se investigara. La partera retirada Donna Ockenden dirigió una investigación de casi 1.600 incidentes entre 2000 y 2019 que incluyeron casos de nacimientos de niños muertos, muertes neonatales, muertes maternas y complicaciones graves en madres y neonatos.
La investigación halló 131 nacimientos de niños muertos, 70 muertes neonatales y nueve muertes maternas que se pudieron evitar con mejores cuidados. Cinco años después, la investigación reveló conclusiones alarmantes, afirmando que 201 bebés podrían haber vivido si el hospital hubiera proporcionado una mejor atención. Nueve madres también perdieron la vida debido a la mala atención, mientras que otras se vieron obligadas a dar a luz de forma natural cuando se les debería haber ofrecido una cesárea.

El parlamentario conservador Jeremy Hunt, que encargó el informe en 2017, aseguró que las conclusiones de la investigación eran «peores» de lo que podría haber imaginado. En un primer informe publicado en 2020, Ockenden señaló que la tasa de cesáreas del hospital en los últimos 20 años había sido sistemáticamente entre un 8% y un 12% inferior a la media de Inglaterra, cifra que el establecimiento presentó como algo positivo.
A nivel nacional, el sindicato de matronas no puso fin a su campaña para fomentar los «partos naturales» sin cesárea ni epidural hasta 2017. Y solo a principios de este año la sanidad pública pidió a los hospitales que dejaran de utilizar las tasas de cesáreas como indicador de su rendimiento.